martes, 10 de septiembre de 2013

Cantos


Como cada tarde, volveré a caminar en solitario entre mares de rostros que vienen y van, mirándolos vagar por ese concurso de popularidad en el que viven. Escucharé a sabios y trovadores lanzar al cielo sus cantos de dignidad, dejando que las lágrimas recorran mi piel con sus voces. Sin miedo, sin vergüenza, mostrando con orgullo que sé lo que es emocionarse, que sé lo que realmente es estar vivo.

Hoy miraré de frente a los ojos del pasado. La entereza será mi arma, su cobardía mi victoria. Nunca estuve dentro de vuestro concurso, preferí vivir mi propia vida.

Bufones se autoproclamarán genios, y muchos les creerán. Yo sigo mi camino, creyendo en personas y no en palabras vacías. Palabras tan vacías como estas, personas tan plenas como el sentimiento de vida que viaja por mis entrañas.

Viviré fiel a mí mismo y a quienes den sentido a mi vida. No ondearé la bandera de ideologías ni doctrinas, pero me mantendré firme en mis convicciones, con la mente abierta y sin condenar al vecino.

Sonreiré por dentro, pues sólo así sonreiré por fuera, pues sólo así contagiaré a los que me rodean.

No regalaré el placer del odio a quienes critiquen mis pasos. Algún día ellos mismos aprenderán de sus propios traspiés.

Mi cuerpo será un templo, feo o hermoso, pero mio. En él guardaré el tesoro de la intimidad, la vida misma y los misterios que aguardan ser descubiertos.

Lo haré, porque ya lo hago. Porque estoy feliz porque sí.

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